Probablemente nunca “sepamos” lo que ocurre cuando nuestro cuerpo muere, pues hasta donde sabemos, no podemos saber nada después de que nuestra conciencia deja de dar pruebas físicas de su existencia.
Sin embargo, las “experiencias cercanas a la muerte” (como la que sufren pacientes que se son sometidos a resucitación cardiopulmonar o que experimentan hipotermia) han dado pie a una fascinante investigación por parte del neurólogo Steven Laureys, de la Universidad de Liège, en Bélgica.
La conclusión rápida: las sensaciones que experimenta una persona cuando está clínicamente muerta son tremendamente placenteras.
Laureys investiga las funciones cerebrales de personas en coma o en estados vegetativos: “Continuaba escuchando estas historias increíbles de mis pacientes… A sabiendas de lo extraña que es la actividad cerebral durante un ataque cardiaco o trauma, fue impresionante la riqueza de estos recuerdos. Fue muy intrigante.”
Y es que cuando el cerebro deja de recibir sangre, las áreas que controlan las emociones pueden sufrir graves daños, por lo que uno esperaría que las experiencias cercanas a la muerte fueran técnica y fisiológicamente, imposibles. Pero ese no es el caso.
Después de analizar 190 experiencias documentadas (de pacientes que sufrieron ataques cardiacos, que se ahogaron, etc.) a través de la escala Greyson para medir la intensidad de las emociones, el equipo de Laureys descubrió interesantes similitudes.
El sentimiento predominante fue de paz, seguido de cerca por las experiencias extracorpóreas, y el cambio de percepción en el paso del tiempo. A pesar de que existen algunas experiencias negativas, la muerte parece ser un evento (consoladoramente) tranquilo.
A diferencia de las películas, donde se supone que antes de morir ves “pasar tu vida frente a tus ojos”, la investigación de Laureys sigue buscando pequeñas evidencias en el cerebro de estos pacientes para comprender mejor el proceso de muerte.
“Es necesario aceptar que hay muchas cosas que no entendemos, pero es importante aplicar el mejor método científico posible que podamos”, y añade que esta investigación “es un primer paso para entender algo que es realmente interesante y que en última instancia provee un mejor entendimiento de la conciencia.”
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