El famoso astrofísico británico Stephen Hawking lanzó hace ya cuatro años una inquietante advertencia. Aseguraba que la humanidad debe hacer todo lo posible para evitar el contacto con una posible civilización extraterrestre, si es que existe y alguna vez damos con ella. «Sólo debemos mirarnos a nosotros mismos para ver cómo la vida inteligente puede convertirse en algo que no quisiéramos conocer», señalaba en una serie documental de la cadena televisiva Discovery Channel. El científico cree que las intenciones de los alienígenas que se nos acerquen serán las de colonizar y conquistar, posiblemente en busca de nuevos recursos.
La iniciativa de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) lleva rastreando las señales de otros seres en el espacio desde hace cuatro décadas. Con prácticamente nulos resultados, a decir verdad. Ahora, pese a los inquietantes avisos de Hawking, pretenden no solo poner la «oreja» en busca de un «hola» del más allá sino además, haciendo caso omiso a los alarmismos, enviar señales desde la Tierra que puedan desvelar nuestra posición, un programa llamado «active SETI».
Las implicaciones éticas y sociológicas de esta propuesta han sido analizadas por un neuropsicólogo de la Universidad de Cádiz, Gabriel G. de la Torre, que participa en proyectos como Mars 500, según informa la agencia SINC: «¿Se puede tomar una decisión así en representación de todo el planeta? ¿Qué sucedería si tiene éxito y ‘alguien’ recibe nuestra señal? ¿Estamos preparados para un contacto de ese tipo?».
Para responder a estas preguntas, el profesor envió un cuestionario a 116 estudiantes universitarios de EE.UU., Italia y España. Quería valorar sus conocimientos de astronomía, su opinión sobre el lugar que las cosas ocupan en el cosmos y sus idearios religiosas, como, por ejemplo, si creen que Dios creó el Universo.
Los resultados, que publica la revista Acta Astronautica, indican que, como especie, la humanidad todavía no está preparada para tratar de contactar activamente con una supuesta civilización alienígena, informa el SINC, ya que faltan conocimientos y preparación entre la población en general. Por este motivo, De la Torre recomienda a los investigadores de SETI que busquen estrategias alternativas.
«Este estudio piloto viene a demostrar que el conocimiento que el público general de cierto nivel educativo tiene del cosmos y de nuestro lugar en él es aún escaso, por lo que se debe promover más una consciencia cósmica –donde nuestra mente sea cada vez más consciente de la realidad global que nos rodea– a través de la mejor herramienta de la que disponemos: la educación», explica el profesor a la agencia científica. «En este sentido, nos hace falta un nuevo Galileo que abra este camino».
De los cuestionarios, que pronto estarán disponibles online para todo el mundo, se deduce que los universitarios y el resto de la sociedad desconocen muchos aspectos astronómicos. También se revela que la mayoría de la gente juzga estos temas según su creencia religiosa y, sorprendentemente, que confiaría en los políticos en el caso de que hubiera que resolver una gran crisis a escala planetaria.
«En cuanto a nuestra relación con una posible vida inteligente extraterrestre, no deberíamos basarnos en referentes morales de pensamiento, ya que estos patrones están muy influidos por la religión. ¿Por qué unos seres más inteligentes deben ser ‘buenos’?», añade el investigador, quien considera que este asunto no debería ser monopolizado por los científicos: «Se trata de un tema global con un fuerte componente ético en el que participamos todos».
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