jueves, 1 de mayo de 2014

Darwin creía en los orígenes extraterrestres de la vida en la Tierra

Cada vez muchas más personas y científicos creen que la vida se pudo haber originado fuera del planeta Tierra. Recientes estudios sugieren que ciertas proteínas que podrían haber influido en la creación de la vida en nuestro planeta podrían haber sido introducidas por primera vez a través de un portador de origen extraterrestre.

Pero en lugar de  haber llegado en naves espaciales, los expertos sugieren que la causa más probable es que hubiesen llagado por rocas espaciales. Así es, la antigua creencia de que en tiempos antiguos los meteoritos transportaron determinadas proteínas, o incluso formas de vida muy simples, plantea la siguiente pregunta: ¿Después de todo, nuestros orígenes son extraterrestres?
Y como hemos comentado al principio del artículo, son muchos los científicos que han cuestionado si la vida de la Tierra puede ser en realidad extraterrestre. Y a esta lista debemos añadir el nombre de Charles Darwin, quien durante una correspondencia publicada en el verano de 1881 con un colega suyo, supone que la aparición de la vida y la evolución de las especies en la Tierra eran de origen extraterrestre.

La revista Scientific American acaba de publicar una controvertida publicación donde demuestra que Darwin creía que la vida en la Tierra pudo tener sus orígenes en el espacio, donde señalan lo siguiente:
“En agosto de 1881, el diario “Science” publicó un artículo con un intercambio de cartas entre dos geólogos, el  británico Charles R. Darwin y el alemán Otto Hahn, para discutir la posibilidad de la vida extraterrestre. A tan sólo unos años antes que Darwin publicara el libro “El origen de las especies”, propuso que formas de vida complejas descendieron lentamente en el tiempo desde las más sencillas, sin embargo, como la tierra parecía ser demasiado joven (en base a los cálculos erróneos del físico Lord Kelvin) explicaría la complejidad moderna mediante el origen de los microorganismos en el espacio (que habrían existido antes de  la formación de la tierra) podría resolver esta aparente contradicción.”

En resumen, una idea novedosa para el año 1881, el concepto de que la vida en la Tierra pudo haber sido originada por interacciones con la materia de otros cuerpos terrestres. Y es que esta idea no se dio a conocer hasta la década de 1960, donde se sugirió que la vida primitiva en la Tierra, o tal vez incluso  los primeros humanos en la Tierra, fueron contactados por seres inteligentes del espacio que, que llegaron aquí para esparcir las semillas del pensamiento y el conocimiento complejo, como los principios de la arquitectura, las matemáticas, la ciencia, la agricultura, y similares con los pueblos más primitivos, o literalmente participando en un experimento que iba más allá de la ciencia y que dio paso a las ideas de Darwin de la evolución.
La revista Scientific American señala que las cartas intercambiadas entre los dos científicos demuestran que Darwin tenia un comportamiento muy poco característico, específicamente en relación con otra publicación de 1881 en el cual Darwin investigó un fragmento de meteorito:

“Curiosamente también en el artículo de Science de 1881 Darwin demostró ser muy diferente a lo que conocemos. Darwin, mientras observaba en el microscopio los fragmentos de una roca espacial, saltó de su asiento gritando: “¡Dios Todopoderoso!. ¡Qué maravilloso descubrimiento!. ¿Maravilloso!”, e indicando que, efectivamente, la vida vino desde el espacio.”

Sin embargo, sin querer entrar en la teoría de la conspiración, Darwin sorprendió con la posibilidad de que la vida en la Tierra tendría sus orígenes por la aparición de la materia de las estrellas. Por lo tanto, en cierto sentido, Darwin y tal vez muchos otros científicos del pasado fueron los pioneros en la teoría de “extraterrestres en la antigüedad”.





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