Datada entre el siglo 16 y 17, la tumba fue encontrada durante excavaciones llevadas a cabo en el pueblo Kamien Pomorski, Polonia. Además del ladrillo, calzado tan violentamente en la boca que tiró los dientes de arriba, la pierna del esqueleto presenta un hueco que delata una perforación. Esto sugiere que la pierna fue clavada al suelo para prevenir que el individuo se levantara del sepulcro.
“Una pieza de ladrillo en la boca y un muslo perforado indica que este es un enterramiento vampírico”, dijo Slawomir Gorka, arqueólogo a cargo de la excavación.
“La gente temía que los acusados de vampiros se levantaran de sus tumbas, y para aniquilar a estas criaturas ‘no-muertas’ colocaban una piedra o ladrillo en la boca, de esta manera el vampiro moriría de hambre. Este tipo de rituales era algo común en estas tierras entre los siglos 13 y 17″, agrega Gorka.
No es la primera vez que los arqueólogos se topan con semejantes tumbas macabras en Polonia y en otras partes de Europa del este.
Muchos de estos enterramientos rituales han sido vinculados a la Peste Negra y a la ignorancia medieval de cómo las enfermedades se esparcían. Durante la pandemia, sepulcros colectivos eran a veces reabiertos para enterrar otros cuerpos, exponiendo abotargados cadáveres con sangre goteando a través de la boca y con un agujero en el sudario utilizado para cubrir su cabeza. Las personas del medioevo, desconociendo qué sucedía a los cuerpos luego de la muerte, creían que los “vampiros” esparcían la plaga al mascar los sudarios con los que estaban envueltos. En un tiempo anterior a la teoría de los gérmenes, una piedra en la boca era utilizada para bloquear la peligrosa artimaña de ultratumba.
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