sábado, 20 de septiembre de 2014

El FBI admite visitas de «seres de otras dimensiones»

La noticia tiene una fuente impecable: los propios archivos del FBI (Federal Bureau of Investigations, Oficina Federal de Investigaciones) y puede cotejarse AQUÍ
La primera sorpresa es que el FBI, al mejor estilo «Expedientes X», dedicaba gran atención al fenómeno OVNI. Por cierto, esto confirma la vieja sospecha que teníamos los investigadores que muchas películas de ciencia ficción en realidad están basada en hechos reales, ya sea en «filtraciones» dadas por el mismo FBI a propósito para ir concientizando a la población, ya por agentes o ex agentes que creen injusto que se prive a la opinión pública del conocimiento de estos secretos. Uno puede ser un poco más incisivo y preguntarse si, después de todo, las historias creadas desde la ficción no lo serán para generar un determinado prejuicio en los actores sociales, para cubrirse la espaldas de futuros desaguisados en el manejo de esa información.

Ciertamente, uno no puede creer que Edgar Hoover, a la sazón Director del FBI cuando los hechos de los que hablaremos ahora ocurrieron, estuviera muy preocupado en la «justicia» de respetar el derecho de la opinión pública a enterarse. Justo él, ultraconservador y reaccionario, un verdadero Torquemada de quien pensara distinto. Pero la cuestión es que en el año 2011 se supo que la policíaca agencia había hecho ingresar en la categoría de «desclasificados», un informe elaborado en julio de 1947 por un agente especial del FBI, un Teniente Coronel —cuya identidad, en aras de la «seguridad nacional» es borrada en el informe, y por instrucción directa del omnipotente Hoover, basado en las entrevistas a un testigo de apariciones OVNI que, en base a sus experiencias de contacto con estas inteligencias no humanas, tenía bastante que decir.
A continuación una traducción de los puntos que se señalan en la captura del documento que se muestra sobre estas líneas:

Algunos de los discos son tripulados, otros son controlados remotamente.
Su misión es pacífica. Los visitantes tienen contemplado instalarse en este mundo.
Los visitantes son humanoides, pero de una altura muy superior.
NO SON gente desencarnada de la Tierra, provienen de su propio mundo.
NO vienen de otro «planeta» como solemos referirnos, sino más bien de un planeta etéreo que se interpenetra con el nuestro y no podemos percibir.
Los cuerpos de los visitantes, y también sus naves, se materializan automáticamente al ingresar en cierto rango vibratorio de la materia.


Los discos poseen un tipo de energía radiante, o rayo, que puede desintegrar fácilmente a cualquier nave agresora. Son capaces de reingresar al etéreo a voluntad y desaparecer de nuestro campo visual sin dejar rastro.
La región de la cual ellos provienen NO es el «plano astral», sino que corresponde al Lokas o Talas. Aquellos estudiosos de temas esotéricos comprenderán estos términos.
Es poco probable que podamos establecer una comunicación por radio con ellos, pero posiblemente sí se pueda por radar si un sistema de señales puede concebirse para ese aparato.
Según el ponente, estaríamos siendo visitados, entre otras especies, por una no proveniente de otros planetas sino de «otras dimensiones». En puridad, de un plano etéreo coexistente con nuestro universo físico, entidades que al materializarse aparecían como gigantes traslúcidos…

Realmente pensaríamos estar ante el relato de un fantasioso pero debe atenderse que el hecho debe haber tenido suficientes puntos coherentes para movilizar una investigación del FBI, puntillosos —eso hay que reconocérselos— a la hora de justificar la inversión y gasto de sus recursos. Bien, el relatante continúa exponiendo que estos seres (a los que se llama «los errantes») emplearían para su desplazamiento vectores energéticos que se interpretarían como los (así llamados en ese entonces) «platillos volantes». Su objetivo sería «pacífico»… si es que pueda considerarse «pacífico» lo que habrían manifestado (suponemos que telepáticamente) al testigo: quedarse en el planeta, sin interferir con nosotros.

¿Qué decir de este informe? Si bien los «reportes OVNI» —como podrá comprobar cualquiera que se tome el trabajo de consultar los archivos del FBI— eran entonces (como ahora) muy comunes, ignoramos si este cariz tan particular quedó sólo en eso o tuvo alguna continuidad en el tiempo. Prestemos atención que si en el año 2011 se liberaron reportes de 1947, si hubo otros posteriores —o ampliaciones posteriores de la investigación— recién serían liberados este año entrante o los siguientes… si es que lo son y no se considera que su contenido o resultados afectan la «seguridad nacional».

Por lo pronto, es nuestro menester obtener toda pista que enriquezca la percepción de un hecho, por sí mismo, extraño dentro de la misteriosa naturaleza del fenómeno OVNI.


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