Hace unos 120 años la civilización humana estuvo a un paso de la destrucción. En 1883, los pedazos de un cometa se acercaron peligrosamente a la Tierra, amenazándola con una devastadora explosión.
Si estos hubieran colisionado con el planeta, se habría producido una detonación con una potencia superior a 3.000 explosiones equivalentes a aquella que se conoce como el evento de Tunguska. Así lo registró entonces un científico mexicano, cuyos apuntes fueron retomados por nuevos astrónomos del país y publicado por la Universidad de Cornell, EE. UU.
Un equipo encabezado por Hector Manterola, del Instituto de la Geofísica de la Universidad Autónoma de México, estudió las enigmáticas imágenes tomadas por el astrónomo mexicano José Bonilla el 12 y 13 de agosto de 1883, que vieron la luz en 1886 en la revista L´Astronomie.
Durante esos días del avistamiento en el Observatorio de Zacatecas, Bonilla registró 447 objetos que cruzaron frente al Sol envueltos en una “bruma”, según describió.
El astrónomo no ofreció ninguna explicación al fenómeno observado. Posteriormente los editores de la revista plantearon las hipótesis de que los objetos habrían podido ser aves, enjambres de insectos o partículas de polvo. Las fotos incluso se consideraron como el primer caso documentado en la historia de la aparición de un OVNI.
Manterola y su equipo analizaron los datos de la observación de nuevo y dedujeron que Bonilla observó un cometa que se acercó a una corta distancia a la Tierra y se desintegró en numerosos fragmentos. Según sus cálculos, los objetos pasaron a una distancia de 538 a 8.060 kilómetros de la Tierra, tenían de 46 a 795 metros de ancho, de 68 a 1.020 metros de largo. La masa del cometa antes de desintegrarse habría podido alcanzar 8,19 x 1015 .
Los científicos indican que la única clase de objetos en el sistema cósmico que pueden estar rodeados por una “bruma” son los comentas. La presencia de ella en este fenómeno estudiado indica que “el cometa de Bonilla” se había desintegrado poco antes de ser detectado, por lo que no todas las sustancias volátiles se habían evaporado.
En los 150 años que han pasado se han observado más de 40 casos de la desintegración de cometas. Otro de ellos que recientemente se destruyó en las proximidades de la Tierra, aunque en su caso lo hizo a millones de kilómetros, fue el comenta de Schwassmann-Wachmann (en la imagen), que se hizo pedazos en finales de 1990.
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