
Al ver tantas escenas e imágenes de ficción sobre
científicos locos y sus proyectos disparatados, es posible que te preguntes de dónde viene la inspiración de tales retratos. Basta dar un vistazo a lo largo de la historia de las ciencias para darse cuenta de que hay mucho de realidad.
Johann Konrad Dippel
Dippel nació en Alemania, en 1673, en el castillo de Frankenstein. Fue un alquimista y experto en teología: la versión primitiva de un científico que habría inspirado la célebre novela de Mary Shelley. Como muchos ocultistas, Dippel se mostraba interesado en encontrar una forma de volver a los muertos a la vida. Se le atribuyen
experimentos con cadáveres, lo cual podría dar
origen al mito del Dr. Frankenstein.
Stubbins Firth
Este científico norteamericano del siglo XIX no dudó en determinar la manera en que se contagiaba la fiebre amarilla. Llegó al extremo de colocarse gotas de sangre de pacientes infectados en cortes realizados en su propio brazo. Asimismo, no tuvo reparos en tragar el vómito de los pacientes.
Vladimir Demikhov
El
doctor Demikov llegó a experimentar con el trasplante de la mitad superior de un perro en otro, creando una especie de perro bicéfalo. Su intención era perfeccionar una técnica operatoria que le permitiera trasplantar corazones en seres humanos. A pesar del escándalo, sentó un precedente en la cirugías de tórax y en el uso de la técnica del
by-pass.
Sergei Bruyukhonenko
El
experimento más polémico de este
científico ruso implicaba mantener con vida la cabeza de un perro, mediante una máquina que sustituía la función del corazón y los pulmones. Al parecer, la cabeza del animal logró sobrevivir durante algunas horas dando inicio a investigaciones sobre la circulación sanguínea por medios artificiales.
Kevin Warwick
Warwick es un científico especializado en
robótica de la Universidad de Reading. Tal vez lo conozcas por el experimento que logró que un
robot funcionara con el cerebro de una rata. Pero este científico logró ir más allá colocándose chips bajo la piel del brazo o en su cerebro para probar que el sistema neuronal de un ser humano es capaz de controlar los movimientos de un robot. Todo un
avance en inteligencia artificial. Es lo que sucede cuando lees a Asimov.
Giovani Aldini
Aquí tenemos otro ejemplo de científico loco experimentando con los muertos. Aldini tuvo la idea de utilizar electrodos para estimular el movimiento de cadáveres. Su experimento más célebre fue realizado en 1803, mostrándole a la gente cómo era capaz de reanimar a un muerto mediante electricidad, en un show de altísimo voltaje.
Andrew Ure
Al igual que Aldini, este científico escocés utilizaba el cuerpo de un criminal para hacer experimentos con electricidad, logrando movimientos faciales del cadáver. Aparentemente, provocó algún infarto entre la audiencia, cuando al aplicar un impulso eléctrico, logró levantar el brazo del criminal muerto y horrorizar a un pobre espectador.
Sidney Gottlieb
El
doctor Gottlieb es el claro caso de un científico absurdo. Además de idear insólitas maneras de asesinar enemigos en plena Guerra Fría, llevó adelante un plan secreto de la CIA que le permitió experimentar con el uso de drogas como el
LSD para interrogar y descubrir, infructuosamente, a posibles espías y traidores.
Ilya Ivanov
A prinicpios del siglo XX intentó demostrar qué tan cerca estamos evolutivamente el hombre y el mono. Para ello, quiso inseminar ineficazmente a un par de chimpancés con esperma humano y a una mujer con esperma de chimpancé.
Robert White
Catalogado como
un loco experimento científico, el doctor White decidió trasplantar el cerebro de un mono en otro primate y mantenerlo con vida. Pudo hacerlo por un par de horas. El experimento, que buscaba ayudar a personas paralíticas, generó mucha polémica entre sus pares, quienes lo tildaron de poco ético e inapropiado.
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