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Clase I de Pyrokinesis
Como ya sabemos, la Pyrokinesis es la habilidad psíquica del hombre de crear o alterar
fuego a partir de su energía o prana. Para comenzar con la práctica de esta fabulosa
habilidad debemos entender sobre qué bases se apoya, y qué métodos psíquicos harán
que nuestra habilidad aumente con el tiempo.
Una de esos métodos es la meditación. Esta clase apuntará a eso, y el objetivo del
“alumno” será poner énfasis en su práctica durante todo el curso de Pyrokinesis para
poder ver las mejoras que ésta causa en las habilidades psíquicas.
Meditación:
La meditación nació en oriente, aunque como la llamamos comúnmente nosotros, allí
no existe... La mayoría de las veces, al meditar nos equivocamos y esa meditación no
nos da ningún beneficio, por el simple motivo de que lo estamos haciendo
equivocadamente. Aquí les dejo unos fragmentos del libro “Nube Vacía, Las
Enseñanzas de Xu Yun”:
“Para los budistas el quietismo no es meditación. Acorralar un caballo salvaje no le
hace manso ni reaccionar a las riendas. Puede reposar durante un rato y parecer
tranquilo. Incluso puede comenzar a pacer. Pero cuando se abra la puerta se escapará
tan salvaje como siempre.
“Saben, en Nan Hua Si, el monasterio del Sexto Patriarca, una vez hubo un monje que
empleaba unas horas cada día en sentarse tranquilamente sobre su cojín, disfrutando
de la paz y tranquilidad que le traía. Pensaba que estaba meditando. Hui Neng, el
Sexto Patriarca, dándose cuenta del error del monje se acercó a él. "¿Por qué dedicas
tanto tiempo a tu cojín cada día?” le preguntó.
El monje levantó los ojos sorprendido. "Porque quiero hacerme un Buda”, respondió."
Hui Neng sonrió. "¡Hijo mío” dijo, “¡puedes hacer un espejo puliendo un ladrillo antes
que hacerte un Buda sentado en el cojín!"”
“Antes de entrar en un estado meditativo siempre estamos despiertos y alertas.
Nuestras mentes, liberadas de las solicitudes externas, se centran en nuestro ejercicio
de meditación. Después de haber tenido éxito en alcanzar el estado meditativo
estamos, normalmente, bastante eufóricos. El vértigo alegre es experimentado por
practicantes de todas las religiones. Se llama Enfermedad del Chan, Intoxicación de
Dios, o Locura Divina. El quietismo no produce euforia. Produce una inactividad
parecida a la de un zombi que no tiene nada que ver con el Budismo Chan o cualquier
otra religión, excepto, tal vez, el vudú.”
“Nunca deberíamos comenzar un ejercicio de meditación si estamos excitados o
inquietos. La mente y el cuerpo deben llegar a un estado relajado.”
“Si nuestra agitación es meramente una condición temporal, debido quizás a estar
agitados o fatigados, deberíamos seguir el método de la "vara de incienso de solo
media pulgada". Simplemente nos sentamos en silencio y miramos como arde la vara
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de incienso durante media pulgada. Si en este tiempo no hemos recuperado nuestra
compostura, deberíamos terminar la sesión de meditación. Siempre podemos intentarlo más
tarde. Asimismo, nuestra respiración debe ser suave y rítmica. Ocasionalmente, mientras
estemos practicando meditación, pueden nacer pensamientos perturbadores o nos
puede costar respirar debido a que estemos realizando incorrectamente una técnica
de respiración. De nuevo deberíamos seguir el método de la "vara de incienso de solo
media pulgada", y permitir que nuestra mente y nuestra respiración se asienten antes
de continuar la práctica.”
• La Postura
“alguien que pueda sentarse fácilmente en una postura más formal como la
posición del loto, puede utilizar esta postura para obtener una ventaja.
Por supuesto debemos sentarnos de forma erguida para que de este modo nuestros
pulmones puedan expandirse completamente. No podemos dejarnos caer ni hacia
adelante ni hacia los lados. Si nos encontramos al borde del sueño, deberíamos
espabilarnos con unos pocos tragos de té, balanceándonos de lado a lado unas pocas
veces, y tomando unas pocas respiraciones profundas.”
• La Respiración
“Antes de comenzar cualquier técnica de meditación formal, es absolutamente
necesario obtener el control de la respiración.
Hay dos aproximaciones básicas al control de la respiración: desestructuradas y
estructuradas. En ambos métodos los pulmones son comparados a un fuelle. Cuando
deseamos llenar un fuelle con aire, separamos los mangos. De la misma forma,
cuando
deseamos inflar el pecho, comenzamos por extender el abdomen, empujándolo hacia
afuera, separándolo de la columna vertebral como pensando que estamos apartando
los mangos de un fuelle. Cuando exhalamos, primero dejamos que el aire se escurra y
entonces contraemos lentamente el abdomen, exprimiendo el aire que queda en los
pulmones como si estuviésemos cerrando el fuelle.
Nuestra intención debería ser siempre la de respirar de manera tan sutil y no forzada,
que si alguien pusiera una pluma de avestruz ante nuestra nariz, no la agitáramos ni al
aspirar ni al exhalar.
1. En la respiración desestructurada, bajamos la mirada y simplemente seguimos la
respiración, contando diez respiraciones seguidas. Si perdemos la cuenta,
simplemente
comenzamos de nuevo. Cuando completemos diez cuentas o ciclos de respiración,
simplemente comenzamos de nuevo.
Comenzamos centrando nuestra atención en la inspiración, fijándonos como el aire
entra en la nariz, desciende por la garganta y llena los pulmones. Vemos mentalmente
expandirse el pecho y levantarse los hombros.
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Cuando nos preparemos para exhalar, tomemos nota de la cuenta; y entonces
veremos como el aire se escurre de nuestros pulmones hacia la nariz. Nos damos
cuenta de que nuestros hombros se relajan y caen, y también de que nuestros
pulmones se vacían. Cuando completemos la exhalación, observamos contraerse
nuestros músculos abdominales. Con práctica, todos los músculos de nuestro
abdomen, ingle y nalgas se contraerán para hacer salir el aire residual de los
pulmones. Por la misma razón, es más fácil contar ciclos de respiración cuando
comencemos a exhalar que cuando comencemos a inhalar. Pero cada uno de
nosotros es diferente. Contar inhalaciones o exhalaciones es un asunto de elección
personal.
2. En la respiración estructurada, inhalamos, retenemos la respiración, exhalamos y, o
bien comenzamos un nuevo ciclo, o bien mantenemos los pulmones vacíos antes de
comenzar otro ciclo de respiración. La cantidad de tiempo que destinamos a cada
parte del ciclo depende de la fórmula particular que sigamos. Ya que la capacidad de
los pulmones varía de individuo a individuo, no puede ser suficiente una única fórmula.
Los practicantes pueden escoger entre las variadas proporciones:
a. La proporción 4:16:8, requiere que la inhalación tome 4 cuentas, que la retención
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tome 16 cuentas, y la exhalación tome ocho cuentas.
La proporción 4:16:8:4 requiere un periodo adicional en el que los pulmones quedan
vacíos durante cuatro cuentas. Esto es más difícil, pero muchos practicantes la
encuentran más propicia para alcanzar estados meditativos profundos.
Normalmente, un segundo por cuenta es la cadencia prescrita. Sin embargo, hay
quien tiene gran dificultad en mantener su respiración, por ejemplo, durante dieciséis
segundos. Estos individuos deberían entonces mantener su respiración simplemente
durante doce segundos. Con práctica alcanzarán rápidamente la cuenta de dieciséis.
Si doce también es muy difícil, entonces pueden probar con ocho y trabajar hasta
llegar a doce, y después a dieciséis.
b. La proporción 5:5:5:5 u otras cuentas igualadas similares también son muy
efectivas. Los principiantes pueden encontrar más fácil eliminar la cuenta final de
mantener los pulmones vacíos.
La intención de todos los ejercicios de respiración es establecer una respiración
controlada y rítmica.
Resistiendo el impulso de abandonar
Por una razón que nadie ha podido determinar aún, a menudo encontramos que
cuando nos sentamos a meditar nuestro cojín se convierte en una montaña de
hormigas. Los principiantes en Chan experimentan con más frecuencia esta misteriosa
transformación del cojín, pero antes o después nos sucede a todos. Comenzamos a
retorcernos y la única cosa en que podemos pensar es en marcharnos de ese sitio que
provoca comezón.
Cuando nos sentamos por primera vez, estamos llenos de buenas intenciones.
Planeamos hacer un programa completo - como mínimo, veinte ciclos de respiración.
Pero después, tras cuatro o cinco ciclos, nos damos cuenta de que estamos sentados
sobre una montaña de hormigas y tenemos que cortar nuestro corto programa.”
Bueno, con esto creo que está bien por ser la primer clase. La próxima tratará sobre el
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