Severas declaraciones ante los congresistas asistentes y medios de comunicación por parte de los máximos responsables y expertos norteamericanos sobre el “clima espacial”.El encuentro científico celebrado el 6 de octubre, en el Capitolio de los EEUU, y organizado por la Universidad de la Defensa Nacional y el Centro de Estudios Estratégicos, surgió tras el notable incremento de la actividad solar de las últimas semanas.
El acto en el Capitolio fue en si mismo la culminación de varios días de ejercicios conjuntos entre la protección civil americana, responsables gubernamentales, operadores industriales de infraestructuras críticas y científicos e investigadores de distintos ámbitos, y cuya finalidad no era otra que evaluar con la mayor precisión posible como sería el impacto de una “tormenta solar masiva” en las infraestructuras y población civil norteamericana y cual sería el concreto escenario de intervención posterior a la misma en el conjunto del país para gestionar dicha emergencia. Y ello al tiempo que distintas agencias federales y organizaciones científicas continúan preparando nuevos informes para las autoridades americanas.
Entre los presentes, figuras tan destacadas como John Kappenman, autor de los distintos informes para la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), asesor científico del Consejo de Seguridad para las Infraestructuras Eléctricas (EIS Council) y asesor del Gobierno americano en esta materia desde la administración Bush: “Como sociedad estamos jugando a la ruleta rusa con el sol, pero cuando se juega durante demasiado tiempo a la ruleta rusa siempre se acaba perdiendo”, en referencia a la vulnerabilidad de todo nuestro desarrollo tecnológico de los últimos 50 años ante los efectos electromagnéticos potenciales de las llamaradas solares en progresivo incremento.
“Todo lo que basa su funcionamiento en sistemas eléctricos – producción en cadena de alimentos, tratamiento de residuos, distribución de agua potable, ordenadores – fallaría de forma inmediata, nuestra entera sociedad se vería repentinamente catapultada al siglo dieciocho”, “podríamos hallarnos ante el peor desastre social que sea posible imaginar”, concluyó el experto.
En el mismo sentido la dura intervención del Congresista Roscou Bartlett, Vicepresidente del Comité de Defensa del Congreso norteamericano para la amenaza del pulso electromagnético (EMP Threat) e impulsor de la nueva “Ley Escudo” americana (“SHIELD Act”) actualmente en tramitación ante el riesgo de tormenta solar o amenaza EMP maliciosa que afectase al país: “Hemos recibido una sociedad absolutamente dependiente de la electricidad.
Si se piensa sobre nuestra vida y todas las cosas que hacemos si la red eléctrica cae, la práctica totalidad de las instituciones de nuestro país también caerán”.
Al tiempo que Richard Andres, del Instituto para los Estudios Nacionales Estratégicos, expresaba su especial preocupación por el hecho de que “nuestras capacidades de predicción del clima espacial continúan siendo muy limitadas e insuficientes y tampoco sabemos nuestro concreto grado de exposición a este riesgo ni como de grave puede ser en realidad el daño para nuestra industria de llegar a producirse”.
“Aunque en muchos casos las tormentas solares queden en meras disrupciones de radio o problemas menores para nuestros satélites, sabemos que fenómenos como las grandes tormentas solares verificadas en 1921 o de 1859 – consideradas las más destructivas desde que tenemos medición de este fenómeno – podrían ser, de hecho, menos severas que otras ocurridas en siglos anteriores”.
“Y lo que es verdaderamente importante es que los efectos de todo ello podría afectar a la sociedad en todo su conjunto, puntualizó todavía Andres: “¿Qué ocurriría si nos encontrásemos con los efectos de un Huracán Katrina que en vez de haber golpeado una única ciudad golpease 100 ciudades al mismo tiempo?”, “y sabemos que algo así es lo que va a terminar ocurriendo antes o después”.
Desde España, el Observatorio del Clima Espacial de la Asociación Española de Protección Civil para los Eventos Climáticos Severos considera necesario que la política nacional en esta materia atienda, con normalidad, a los resultados y experiencias de tales ejercicios y simulacros por parte de las autoridades de otros países, y que se proceda, al menos, a una urgente revisión y armonización de la misma respecto a todas estas medidas internacionales que, día tras día, nos llegan sin cesar por parte de Gobiernos como el de EEUU, Reino Unido, Alemania, Francia o por instituciones de reconocido prestigio como la OCDE, el propio Parlamento y Comisión Europea, la Organización Meteorológica Mundial o Naciones Unidas, que hace tan sólo unas semanas difundió también una nota desde Ginebra reclamando una mayor atención y priorización de este fenómeno.
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