sol vertetur in tenebras et luna in sanguinem antequam veniat dies Domini magnus et horribilis
[El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el día grande y espantoso del Señor.]
Joel, 2:31
La influencia de la Luna sobre los eventos de la Tierra es notable y remota, también múltiple, desde los fenómenos planetario,s como las mareas, hasta otros más de orden cultural y simbólico, como los cambios que supuestamente puede operar en la personalidad (los lunáticos y los hombres lobo, por poner un par de ejemplos).
Y si ya esto sucede cuando nuestro único satélite natural nos muestra su aspecto habitual, la cara que da a la Tierra desde los días en que el primer ser humano alzó los ojos a la noche y notó que algo brillaba más que todos los astros del cielo, ¿qué será cuando, por alguna variación, el color de la Luna cambia? Entonces, claro, surgen pronósticos e interpretaciones, como si se estuviera ante una señal misteriosa de un evento catastrófico.
Este tipo de interpretacion ocurren todo el tiempo, incluso con la “luna azul”, un evento que ocurre en promedio cada dos años y medio y el cual se refiere menos a su coloración que al día del calendario en que suele ocurrir: una luna de Pascua y no la primera luna de la primavera.
Por estos días algo parecido está sucediendo con la “Luna de Sangre”, un fenómeno provocado por el eclipse que se espera para el próximo 15 de abril, el cual hace que el satélite se coloree desde antes con una ominosa tonalidad rojiza. Sin embargo, esto ocurre en casi todos los eclipses lunares –salvo que haya actividad volcánica– debido a que la luz dispersa del amanecer y el crepúsculo recae en la cara de la luna durante el eclipse.
Según reporta el sitio RT, el eclipse comenzará a las 5:20 GMT, la Luna entrará a la sombra de la Tierra y al reflejar los rayos solares, se habrá convertido para nosotros en una inmensa esfera carmesí.
Por otro lado, el evento también tiene relevancia porque forma parte de la Tétrada: una coincidencia poco común que consiste en el acaecimiento de cuatro eclipses lunares totales consecutivos, más o menos uno cada seis meses, sin un intervalo de un eclipse parcial, una sucesión que no se presentaba desde los años 1600. A este primero seguirán el del 8 de octubre de este año y los del 8 de abril y 28 de septiembre de 2015. El del próximo martes será visible en América del Norte y el oeste de América del Sur. Estaremos transmitiendo el fenómeno vía streaming para las personas que no podrán observarlo. El nombre de “Luna de Sangre” está ligado con este fenómeno de la Tétrada y parece ser una interpretación moderna, popularizada por pastores cristianos en Estados Unidos.
El escenario, para aquellos que creen en que los movimientos del cosmos están ligados con la teología, está dispuesto para despertar todo tipo de profecías. Hay quienes asocian tanto la Luna de Sangre como la Tétrada con el Apocalipsis cristiano, presagios funestos que se agravan por el hecho de que también por estos días Marte entrará en oposición, alineándose con la Tierra y con el Sol, otro fenómeno astronómico que también se considera aciago. En este caso el interés por la Luna de Sangre proviene de la interpretación de una serie de predicadores que han ligado el texto de Joel, 2:31 con la coincidencia de que estos eclipses lunares se empatan con fechas importantes para la religión judeocristiana. En particular el pastor John Hagee que ha escrito un bestseller llamado “Four Blood Moons” (Las Cuatro Lunas de Sangre), en referencia esa Tétrada, con toda una serie de profecías asociadas.
El eclipse lunar total de abril de este año y del que sigue coinciden con la Pascua y los eclipses de octubre del 2014 y de septiembre del 2015 con la fiesta de los tabernáculos o Sucot. Esto es doblemente significativo para los judíos porque el calendario judío es un calendario lunar.
En el siglo 21 hay un total de 8 Tétradas, en cambio en los siglos 17, 18 y 19 no hubo ninguna, de ahí que el fenómeno lo mismo pueda interpretarse como algo muy especial o algo más o menos común.
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