sábado, 19 de abril de 2014

Científicos descubren un nuevo tipo de órgano sexual que permite tener sexo por más de 70 horas

ervención de dos órganos, el pene y la vagina, las partes exteriores, visibles, de los sistemas que hacen posible la generación de vida en el reino animal.
Ahora, sin embargo, un descubrimiento reciente podría replantear muchas de las ideas sobre la selección sexual, pues existe un insecto cuyas hembras tienen un tipo de órgano sexual desconocido hasta ahora con el cual penetran a los machos.
Se trata de los Neotrogla, un género de insectos originario de Brasil, con cuatro especies identificadas, que mide aproximadamente un tercio de centímetro cuando su desarrollo se ha completado. Los Neotrogla fueron descubiertos hace algunos años por Rodrigo Ferreira, un investigador brasileño que envió un par de especímenes a un entomólogo suizo de nombre Charles Lienhard. Lienhard fue quien los catalogó como un nuevo género y además fue el primero en notar en las hembras la estructura eréctil y similar a un pene a la que denominó “ginosoma”.
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Lo sorprendente de este ginosoma es que si bien hay otras especies en las que la hembra conserva vestigios de un protopene o incluso un pseudopene (clítoris muy desarrollados, como en las hienas, o labios igualmente extendidos como en los monos araña), en todos esos casos dicha anatomía es solo aparente, pues la hembra tiene que ser penetrada para consumar la cópula. Pero no con los Neotrogla, en quienes la ginosoma sí penetra a los machos durante la relación sexual. Aunque la fertilización todavía corre a cargo de estos. Entonces, ¿para qué penetrar? Sencillo: para que el macho no se escape.
Las hembras de Neotrogla tienen algo parecido a un pene que, además, se infla, y cuando se infla descubre unas “espinas” que el insecto utiliza para retener al macho. Si acaso una pareja de estos insectos fuera separada mientras copulan, la ginosoma se llevaría las entrañas desde el tórax hasta el abdomen el macho. Y, de nuevo, ¿cuál es la razón de semejante mecanismo?
Aquí la respuesta también es sencilla, pero especializada. Por evolución, estos insectos necesitan mantenerse copulando un mínimo de 40 horas y un máximo de 70. Las espinas de la ginosoma retienen, pero también reciben el esperma del macho y algo que se conoce como “regalos seminales”, dosis nutritivas que el macho envía a la hembra por este conducto para mantenerla viva durante dicho periodo.
Según los investigadores, esta particularidad podría deberse a las condiciones precarias en que evolucionaron los Neotrogla: cuevas húmedas de Brasil donde el único alimento son los cadáveres y el excremento de murciélago. A diferencia del resto de especies que se reproducen sexualmente, en las que el esperma es significativamente menos costoso que los óvulos, en los Neotrogla esta relación busca una suerte de equilibrio a favor de las hembras: el esperma es menos costoso, pero también es fuente de alimento.
Por el momento la investigación es todavía incipiente, pero esos resultados ya alientan nuevos planteamientos sobre la reproducción, selección y roles sexuales, al parecer más flexibles de lo que se considera hasta ahora.
Ferreira y Leinhard publicaron su artículo en la revista Current Biology, en donde describen las especies de Neotrogla, en colaboración con los investigadores japoneses Kazunori Yoshizawa and Yoshitaka Kamimura.


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