Ahora, sin embargo, un descubrimiento
reciente podría replantear muchas de las ideas sobre la selección
sexual, pues existe un insecto cuyas hembras tienen un tipo de órgano
sexual desconocido hasta ahora con el cual penetran a los machos.
Se trata de los Neotrogla, un
género de insectos originario de Brasil, con cuatro especies
identificadas, que mide aproximadamente un tercio de centímetro cuando
su desarrollo se ha completado. Los Neotrogla fueron descubiertos
hace algunos años por Rodrigo Ferreira, un investigador brasileño que
envió un par de especímenes a un entomólogo suizo de nombre Charles
Lienhard. Lienhard fue quien los catalogó como un nuevo género y además
fue el primero en notar en las hembras la estructura eréctil y similar a
un pene a la que denominó “ginosoma”.
Lo sorprendente de este ginosoma es que
si bien hay otras especies en las que la hembra conserva vestigios de un
protopene o incluso un pseudopene (clítoris muy desarrollados, como en
las hienas, o labios igualmente extendidos como en los monos araña), en
todos esos casos dicha anatomía es solo aparente, pues la hembra tiene
que ser penetrada para consumar la cópula. Pero no con los Neotrogla,
en quienes la ginosoma sí penetra a los machos durante la relación
sexual. Aunque la fertilización todavía corre a cargo de estos.
Entonces, ¿para qué penetrar? Sencillo: para que el macho no se escape.
Las hembras de Neotrogla tienen
algo parecido a un pene que, además, se infla, y cuando se infla
descubre unas “espinas” que el insecto utiliza para retener al macho. Si
acaso una pareja de estos insectos fuera separada mientras copulan, la
ginosoma se llevaría las entrañas desde el tórax hasta el abdomen el
macho. Y, de nuevo, ¿cuál es la razón de semejante mecanismo?
Aquí la respuesta también es sencilla,
pero especializada. Por evolución, estos insectos necesitan mantenerse
copulando un mínimo de 40 horas y un máximo de 70. Las espinas de la
ginosoma retienen, pero también reciben el esperma del macho y algo que
se conoce como “regalos seminales”, dosis nutritivas que el macho envía a
la hembra por este conducto para mantenerla viva durante dicho periodo.
Según los investigadores, esta particularidad podría deberse a las condiciones precarias en que evolucionaron los Neotrogla:
cuevas húmedas de Brasil donde el único alimento son los cadáveres y el
excremento de murciélago. A diferencia del resto de especies que se
reproducen sexualmente, en las que el esperma es significativamente
menos costoso que los óvulos, en los Neotrogla esta relación
busca una suerte de equilibrio a favor de las hembras: el esperma es
menos costoso, pero también es fuente de alimento.
Por el momento la investigación es
todavía incipiente, pero esos resultados ya alientan nuevos
planteamientos sobre la reproducción, selección y roles sexuales, al
parecer más flexibles de lo que se considera hasta ahora.
Ferreira y Leinhard publicaron su artículo en la revista Current Biology, en donde describen las especies de Neotrogla, en colaboración con los investigadores japoneses Kazunori Yoshizawa and Yoshitaka Kamimura.
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