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lunes, 21 de abril de 2014
10 formas en que tu cerebro puede trollearte
Nuestro cerebro es un lugar fascinante y mayormente desconocido: incluso existen funciones que, desde cierta perspectiva, parecen jugarnos bromas pesadas. Estas son 10 formas en que nuestro cerebro se burla de nosotros:
10. Saciedad semántica
Si repites una palabra una y otra vez, ésta pierde su significado, ¿cierto? Bueno, en realidad no lo pierde: simplemente, debido a la sobreestimulación, tu cerebro es incapaz de asociar la palabra al significado asociado a dicha palabra.
9. Earworms
Ocurre cuando no podemos dejar de cantar mentalmente pedazos de canciones. Esto ocurre porque nuestro cerebro necesita patrones completos, y si solamente recuerda un fragmento, lo repetirá en loop, en un esfuerzo (infructuoso y muchas veces frustrante) por completar el patrón. (Aquí te decimos cómo deshacerte de los earworms.)
8. Dolor empático
Las neuronas espejo son la causa de que la lucha libre (y el porno) sea tan popular, así como de que el dolor ajeno nos haga reaccionar empáticamente. Estas neuronas podrían ser el secreto de la emergencia de la forma humana de conciencia.
7. Memorias falsas
Cuando tenemos huecos en nuestra memoria, tendemos a rellenar los huecos con memorias falsas para darle continuidad narrativa.
6. Síndrome Charles Bonnet
Le ocurre a la gente que se ha quedado ciega. Consiste en sufrir alucinaciones a partir de las imágenes que el cerebro almacenó antes de quedarse ciego.
5. El efecto Ben Franklin
Si le haces un favor a alguien, esa persona tiende a agradarte más, a pesar de que hayas sido tú quien hizo el favor. Nuestros cerebros justifican nuestras acciones de este modo, haciéndonos creer que ayudamos a los demás porque nos agradan.
4. Plagiarismo inconsciente
El cerebro puede olvidar cómo adquirió cierta información si se encuentra sobrecargado o sobreestimulado. Esto puede producir la peligrosa sensación de que nosotros creamos cierta idea, cuando en realidad la aprendimos.
3. Ceguera al cambio
La incapacidad de nuestro sistema visual para detectar los cambios mínimos del entorno a pesar de que éstos ocurran frente a nuestros ojos.
2. El efecto McGurk
La visión es nuestro sentido culturalmente predominante. Le damos tal importancia que incluso podemos desconfiar de nuestro oído si la información visual la contradice. En otras palabras, desconfiamos en mayor medida de nuestro oído que de nuestros ojos (por lo que nuestros ojos a menudo nos engañan).
1. Percepción en cámara lenta
Cuando estamos en peligro, nuestro cerebro absorbe mayores cantidades de información, lo que crea la (falsa) percepción de que el tiempo pasa más lento; no se trata de relatividad einsteiniana en este caso, sino de que ponemos mayor atención a los detalles de nuestro entorno.
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