Polémico documental ruso asegura que los partidarios del Tercer Reich desarrollaron alta tecnología aeroespacial y se habrían refugiado en el continente blanco.
Una de las tantas historias conspiranoicas que abundan en la web, es aquella que dice que el poderío militar nazi no se extinguió del todo una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, sino que se mantuvieron escondidos en bases secretas construidas en la Antártida. Quienes creen en esta idea aseguran que Estados Unidos envió una operación militar relámpago al continente blanco para acabar con el último bastión del Tercer Reich.
De acuerdo a algunos blogs de enigmas, el interrogatorio realizado por los aliados a los tripulantes de los buques alemanes U-530 y U-977, en 1945, reveló que los germanos habían desarrollado enormes complejos subterráneos en la Antártica para la fabricación de aeronaves y otras armas de avanzada tecnología.
Dos años más tarde, los norteamericanos habrían impulsado un gran plan para dar caza a los fugitivos. Se le llamó “Operación Highjump” (Salto de altura), aunque oficialmente este proyecto figura como la mayor exploración científico-militar de los territorios antárticos que fundó los cimientos para bases internacionales.
Highjump contó con el liderazgo del almirante Richard Byrd y una tripulación de más de 4.700 hombres, con 33 aeronaves, en 13 barcos incluyendo el rompehielos guardacostas Northwind, un portaaviones (USS Philippine Sea) y un submarino (USS Sennet).
Suspensión de la misión
En un principio, se había estimado que la duración del proyecto de buscar zonas aptas para edificar bases científicas, sería de 8 meses, pero lo curioso es que todo terminó a las 8 semanas de iniciada la expedición. Algunos conspiracionistas sostienen que los campamentos fueron atacados por un poderoso y desconocido enemigo que los obligó a devolverse a casa mucho antes de lo previsto.
Posteriormente, ya de regreso en Washington, el almirante Byrd fue citado por una comisión investigadora del Senado estadounidense. En dicha oportunidad manifestó que “en el transcurso de otra guerra, América puede ser atacada por un enemigo que tenga la habilidad de volar de polo a polo a increíble velocidad”. ¿A qué se refería exactamente?
Lo que dice un documental ruso
En 2006 se estrenó una producción audiovisual rusa llamada “Third Reich – Operation UFO” en la que se afirmaba que EE.UU. combatió contra los nazis en territorios cercanos al Polo Sur. Básicamente abordan los mismos datos mencionados arriba, pero su tesis va más allá aún. Los diversos militares e historiadores rusos que participaron en el documental expresaron que los estadounidenses se enfrentaron a los nazis en 1947 en la Antártida y sugieren que los últimos dos submarinos germanos sobrevivientes a la batalla fueron posteriormente hallados en la bahía de Buenos Aires, Argentina.
Además, señalan que los nazis, influenciados por sociedades secretas esotéricas como la Thule y la Ahnenerbe, intentaron comunicarse con entidades extraterrestres por medio del contacto telepático. Gracias a las supuestas canalizaciones efectuadas por ciertos médiums, obtuvieron valiosa información con la cual el connotado científico alemán Victor Schauberger (puesto casi a la misma altura de Nikola Tesla, el “padre de la energía eléctrica alterna”), habría conseguido desarrollar platillos voladores (hoy llamados “ovnis”) con los cuales pretendían ganar la Gran Guerra. Sin embargo y cuando ya tenían listos los primeros prototipos, el ataque aliado era inminente y decidieron que lo mejor era llevarse antes sus naves al refugio que tenían en tierras australes.
Otro increíble dato entregado por “Third Reich – Operation UFO”, el cual muchos considerarían totalmente irreal, señala que la razón por la cual el HAARP funciona en Alaska es precisamente para monitorear, a través de la emisión de ondas, un hipotético portal espacio-tiempo presente al interior de la Tierra que permite los viajes interestelares a través de agujeros de gusano (“atajos” virtuales entre dos puntos equidistantes del Universo).
Según este polémico documental, lo que los nazis sabían era que el Polo Norte y el Polo Sur son las puertas de salida y entrada respectivamente, de un agujero de gusano que pasaría por el centro de nuestro planeta y que permitiría a las naves espaciales (tanto terrestres como alienígenas) llegar a la Tierra y salir de ella sin tener que hacer un recorrido kilómetro a kilómetro por el espacio. Tal portal estaría conectado con la estrella Vega.
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