lunes, 12 de diciembre de 2011

Voyager 1 en el borde del Sistema Solar recibe intenso choque de electrones desde el espacio interestelar

“Estamos, evidentemente, viajando a un territorio completamente nuevo. Los científicos habían sugerido ya que puede haber una capa de bloqueo, pero no estábamos seguros de que existía hasta ahora”, revelan los científicos de la NASA
La nave espacial Voyager 1 está por abandonar la  burbuja que rodea a nuestro Sistema Solar y aunque no se sabe si será en meses o años, después que se confirmó que desde el 2010 llegó a un espacio totalmente calmado en cuanto a las partículas que emite el Sol,  se verificó ahora que la intensidad de los electrones de alta energía que llegan de otras partes de la galaxia y que penetran y se difunden al interior creando una fuerza contraria aumentó 100 veces.
Los científicos confirmaron que el exterior ejerce una fuerza contraria a la nave espacial por lo que se cree que no deberían tener que esperar demasiado para saber lo que hay  efectivamente en el espacio entre las estrellas.
Se detectó un aumento de 100 veces en la intensidad de los electrones de alta energía que vienen difundidos desde el exterior al interior, en comparación a  otras partes de nuestro sistema solar, lo que es otra indicación de que la frontera se aproxima.
Hasta mediados de 2010, por otra parte la intensidad de partículas que se originan desde el interior de nuestro sistema solar se habían mantenido estables.
Durante el último año, la intensidad de estas partículas de alta energía se redujeron, como si se hubieran fugado hacia el espacio interestelar y éstas son ahora la mitad de abundantes de lo fueron durante los últimos cinco años.
La nave  Voyager 1 está surcando las aguas celestes, en una región similar al estancamiento de la Tierra, donde hay muy poco viento”, señalan en el estudio.
En los últimos datos revelados por la nave, no se observa un cambio de la dirección de las líneas del campo magnético, lo que indica que Voyager todavía está dentro de la heliosfera, la burbuja de partículas cargadas que sopla el sol alrededor de sí mismo
En el lugar que se encuentra Voyager, los científicos informan que han ” encontrado que además de que la velocidad del viento es baja en esta región y que las ráfagas son de manera irregular. Por primera vez, el viento sopla en contra de nosotros. Estamos, evidentemente, viajando a un territorio completamente nuevo. Los científicos habían sugerido ya que puede haber una capa de bloqueo, pero no estábamos seguros de que existía hasta ahora.
La nave espacial Voyager 1 está a  unos 11 mil millones millas  equivalentes a unos 18 millones de kilómetros del Sol, y aún todavía no está en el espacio interestelar.
En 1977 fueron lanzadas tanto Voyager 1 y 2 y ambas se encuentran en buen estado. Voyager 2 está a 9 mil millones millas, equivalentes a unos 15 millones de kilómetros de distancia del sol.
Los datos no revelan exactamente cuando Voyager 1 estará más allá del borde de la atmósfera solar ni como será ese espacio interestelar, pero se sugiere será en unos pocos meses hasta unos pocos años.
Los científicos ya habían informado que la velocidad del viento solar había disminuido a cero en abril de 2010, lo cual marcaba el inicio de la nueva región.
Según el informe de la NASA, los científicos estudiaron e intentaron discernir si el viento solar soplaba con fuerza en otra dirección, lo cual se descartó, señala el informe.
Durante el año pasado, el magnetómetro de la Voyager también detectó una duplicación de la intensidad del campo magnético en la región de estancamiento a  la cual había entrado.
Se cree que un aumento de la intensidad del campo magnético mostraría que la presión hacia el interior del espacio interestelar es la compactación.
Voyager ha estado midiendo las partículas energéticas que proceden de dentro y fuera de nuestro sistema solar.
Las naves espaciales Voyager 1 y 2 fueron construidas por el Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California. La misión está coordinada por el Sistema del Observatorio de Heliofísica de la NASA y  patrocinado por la División de Heliofísica de la Dirección de Misiones Científicas en Washington.

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