martes, 20 de diciembre de 2011

Un reloj que mantendrá la hora durante 10.000 años

La rotación de la Tierra es muy impredecible, luego, ¿cómo puede un reloj mantener la hora durante 10.000 años?
Nuestra civilización tiene diez mil años de edad; pero los arqueólogos guardan pocas reliquias que contemplen este período, la mayor parte de ellas son herramientas de piedra y obras de arte. La gran mayoría de tales evidencias de las primeras civilizaciones hace mucho que se convirtieron en polvo.
Así que el plan para construir un reloj mecánico que conserve la hora durante los próximos diez mil años es muy ambicioso. Y ese es exactamente el objetivo de la Long Now Foundation, una organización creada para promover el pensamiento y la responsabilidad a largo plazo.

Estos chicos están construyendo un prototipo de reloj dentro de una montaña en Texas, cerca de la frontera con Nuevo México. Y hoy día, Danny Hillis y unos pocos amigos, perfilan la forma en la que se mantendrá en el tiempo.
Mantener la hora durante un largo período genera numerosos problemas. El primero es asegurar la integridad mecánica de la maquinaria, lo que se consigue con materiales de muy perdurables, como el titanio, la cerámica, el cuarzo o el zafiro.
Igual de importante es el medio ambiente, para ello se han excavado una serie de túneles en la ladera de una montaña en el desierto. Dentro de la montaña, las condiciones son secas y la temperatura constante.
En el exterior, sin embargo, la temperatura varía entre los extremos caliente y de congelación. El plan de Hillis es explotar esta diferencia de temperatura para dar energía al reloj con barras de metal cuyo cambio en la longitud varie conforme a la temperatura. Los visitantes humanos podrán también hacerlo funcionar.
En cuanto al tiempo, el corazón del reloj es un péndulo de titanio a ciclos de 10 segundos. El horario del péndulo avanza una unidad cada 30 ciclos, es decir, cada cinco minutos.
El resto del reloj es un ordenador digital que usa el horario del péndulo como entrada, y genera salidas analógicas en forma de varias pantallas de tiempo.
El primer mecanismo calcula primero el horario incorrecto solar mediante una sencilla ecuación, previamente calculada para los próximos diez mil años, dentro de la exactitud de la rotación variable de la Tierra.
A continuación, el reloj calcula el horario solar con una corrección proporcionada por un sincronizador solar: una cámara vertical que se calienta cuando el sol está justamente encima. Esto puede añadir o quitar algún tic-tac si el reloj no está sincronizado. “La corrección será positiva si el Sol lo detecta justo antes del mediodía, y negativo, si lo detecta después del mediodía, justo después de marcar el tic-tac”, señala Hillis.
Un problema que puede suceder es cuando el Sol se oscurezca durante largos períodos de tiempo, quizá por el polvo de una erupción volcánica. En ese caso, el reloj mantendrá la hora de incorrección solar hasta que el Sol sea visible de nuevo. Entonces podrá corregir la hora en pasos de 5 minutos cada día solar.
Este mecanismo puede corregir cualquier cambio causado en la rotación de la Tierra por el cambio climático, los cambios en la corteza terrestre y otros por el estilo. Una acumulación de hielo en los polos, por ejemplo, puede provocar que la rotación se acelere.
Pero esto hará que el reloj no se derive por más de 12 horas, haciéndolo volver a la hora correcta. “Esto permitirá que el reloj pueda recuperarse con éxito después de más de un siglo de cielos nublados”, afirma Hillis.
Los relojes que usan el horario de corrección solar generan una hora visual solar que pueden ver los visitantes. Muestra también un horario planetario, una pantalla con la posición y fase de la Luna, el año tropical, el día sideral, las órbitas de los planetas visibles y la precesión del eje de la Tierra.
El plan consiste en utilizar estas lecciones de construcción de este prototipo para crear otro reloj en una montaña de Nevada. Después de eso, los creadores esperan que otros grupos de todo el mundo hagan sus propios relojes milenio, extendiendo así el patrón de pensamiento a largo plazo.

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