De acuerdo con un artículo publicado en la revista 'Science', desde el año 1500 más de 320 vertebrados terrestres se han extinguido completamente y las poblaciones de las especies restantes muestran una disminución media del 25% en el número de ejemplares. La situación es igualmente grave para la supervivencia de los animales invertebrados.
Pero mientras que las extinciones anteriores fueron impulsadas por transformaciones planetarias naturales o por impactos de asteroides catastróficos, la corriente mortandad está asociada a la actividad humana.
Los científicos señalan que los grandes animales (la llamada 'megafauna'), es decir, elefantes, rinocerontes, osos polares y un sinnúmero de otras especies se enfrentan a la mayor tasa de descenso de su población, una tendencia que podría sacudir la estabilidad de otras especies y, en algunos casos, incluso la salud humana.
El alto riesgo que corren los grandes mamíferos se explica porque tienen menos crías y la tendencia al crecimiento de sus poblaciones es más baja. Además, necesitan grandes áreas de hábitat para mantener poblaciones viables.
Según han demostrado experimentos llevados a cabo en Kenia, la desaparición o incluso la disminución de las poblaciones de fauna gigante conllevan un gran aumento del número de roedores y de los ectoparásitos portadores de enfermedades que estos albergan.
Los biólogos señalan que la alta densidad humana y las altas tasas de defaunación provocadas por ella, con todas sus dramáticas consecuencias, podrían convertirse en un círculo vicioso creado por los propios humanos del que pronto no habrá escapatoria.
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