En un extraño proyecto de arte y reflexión bioética, un joven británico creó un ratón con el ADN del “Rey del Rock” y lo crió simulando la vida de Elvis, para que quizas de alguna forma el roedor fuera poseído por aquello que fue Elvis Presley
El Rey ha muerto -larga vida a la versión genéticamente modificada en ratón del “Rey del Rock”, Elvis Presley.
Los artistas de música pop generalmente hacen espectaculares regresos, saliendo del retiro o de la ruina, para saltar de nuevo a los escenarios. Pero este regreso es un tanto más inusual. El artista británico Koby Barhard ha recurrido a la ingeniería genética para desarrollar un ratón con ADN tomado del cabello de Elvis Presley. Un ratón que aunque no mueve las caderas eléctricamente como Elvis, también, de una manera más conceptual, rockea.
Aunque este diseño suena desaforado, en realidad generar un ratón con ADN de una persona famosa no es del todo difícil de hacer. Barhard primeró compró en eBay una muestra del cabello de Elvis en 22 dólares; luego contactó a una compañía en línea que provee el servicio de secuenciar el ADN a partir de una muestra de pelo; y por último acudió a inGenious Targeting Laboratory, una compañía que produce ratones transgénicos clonados a la medida. El resultado es “el ratón modelo Elvis”.
No satisfecho con que este ratón simplemente existiera, Barhad lo ha criado en un ambiente que simula de diversas formas la vida de Elvis, bajo la hipótesis de que alguna forma al someter al ratón a ambientes y estímulos cercanos a lo que fue la vida del “Rey del Rock”, el código de Elvis tendría mayores facultades para florecer, no sólo a través de natura sino también de una nutrición cultural.
Por ejemplo, para mimetizar la relación de Elvis con su madre, el ratón ha sido acomodado en una jaula con un ratón “maternal”; para emular la infancia de pobreza de Elvis en Tupelo el ratón es sometido a frío y a oscuridad en otra jaula. En otro espacio hay un espejo distorsionado que busca simular el falso sentido de importancia que representa la fama (quizás sólo faltaría que también se le suministrara de hembras en celo dispuestas a satsifacer sus veleidades libidinales). El proyecto tiene un final trágico: al final de su vida, el ratón Elvis, consumido por el estrés –las pastillas– y demás achaques, cae del pedestal y abraza una muerte temprana.
Barhad dice que su intención con este proyecto es lanzar preguntas cómo ¿qué es lo que nos hace realmente ser nosotros? ¿Es el ratón verdaderamente Elvis? ¿Está nuestra esencia en los genes? ¿Qué tan ético es modificar animales para fines científicos o simplemente por caprichos artísticos?
Este extraño proyecto, si por un momento nos olvidamos del problema ético, destapa una serie de estrafalarias posibilidades, especialmente si mezclamos el ADN de estrellas pop o grandes intelectuales con animales como perros o monos o hasta delfines. Cualquiera podría tener un chihuahueño con el ADN de Britney Spears en su casa o un bonobo con el código de algun célebre símbolo sexual (algo sumamente perturbador si tomamos en cuenta que los bonobos son altamente promiscuos) o quizás un gato con una pizca de Stanley Kubrick, y, de manera poética, una paloma con el ADN de Nikola Tesla, el inventor que no conoció el amor de las mujeres pero que vivió en inmaculada devoción de estas aves.
Tal vez por esto Maddonna ha contratado un equipo de seguridad que se encarga de limpiar los lugares en los que se presenta de toda muestra de su ADN. La “Reina del Pop” podría estar siendo paranoica, pero después de ver este experimento, no sería del todo implausible que alguien tuviera un hamster en su casa con el ADN de la”Chica Material”, acaso dando vueltas en un laberinto, escuchando loops de sus canciones.
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