Datos de un 'software' desarrollado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, revelan que el terremoto que sacudió a Nepal el 25 de abril creó ondas de energía que penetraron en la atmósfera superior de la Tierra, perturbando la distribución de los electrones en la ionósfera, la región de la atmósfera situada entre unos 60 a 1.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Dichas perturbaciones han sido detectadas gracias a las señales trasmitidas por el sistema GPS y han sido recibidas por un receptor situado cerca de Nepal.
Como resultado, han sido registrados ciertos cambios en la ionósfera que están siendo investigados por el momento, del mismo modo que se examinan otros riesgos naturales, tales como erupciones volcánicas o tsunamis. Los científicos consideran que los datos que poseen, les pueden ayudar a desarrollar modelos nuevos de propagación de ondas, que podrían formar parte de futuros sistemas de alerta temprana contra los tsunamis y otros desastres naturales, difíciles de detectar o predecir.
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