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jueves, 29 de junio de 2017

Una técnica para borrar recuerdos de manera selectiva abre la puerta a una nueva manera de eliminar traumas



Puede que aún estemos lejos del famoso neuralizador de los Men in Black, pero lo cierto es que estamos un poco más cerca que antes. Un equipo de investigadores ha encontrado la manera de borrar recuerdos de manera tan precisa que no importa que estén en la misma neurona.

La neurona en cuestión no pertenece a un ser humano, sino a un caracol marino del género Aplysia. Puede sonar poco prometedor de cara al tratamiento en seres humanos, pero lo cierto es que lo es, porque a niveles muy básicos, la neuroquímica de nuestras neuronas es idéntica a la del caracol.

Lo que el equipo de la Universidad de Columbia trataba de hacer era descubrir la diferencia, a nivel químico, entre los recuerdos asociativos y no asociativos. Cuando el cerebro graba recuerdos a largo plazo lo hace apilando diferentes tipos de información. Parte de esa información es emocionalmente neutral. Son solo datos, como cuando recordamos que en una calle había un buzón rojo. La otra, sin embargo, está formada por recuerdos asociados a la experiencia concreta que hemos tenido ahí.

El problema surge cuando se trata de experiencias angustiosas o traumáticas. Samuel Schacher, profesor de neurociencia de la Universidad de Columbia y uno de los autores del estudio lo explica así:

"El ejemplo que me gusta dar es el siguiente: vas caminando por una zona peligrosa de la ciudad y te asaltan violentamente en un callejón. Resulta que, en ese momento ves un buzón de correos y a partir de ese día te pone muy nervioso algo tan inocente como echar una carta al buzón."

"Uno de los objetivos de nuestra investigación es desarrollar técnicas que permitan eliminar los recuerdos asociativos que pueden quedar grabados en el cerebro durante una experiencia traumática y, al mismo tiempo, respetar los recuerdos no asociativos de manera que la persona siga teniendo la información sobre la experiencia y ello le permita tomar decisiones en el futuro."


En otras palabras, lo que Schacher y su equipo buscan es mantener el recuerdo de que fuimos asaltados en un callejón para que en lo sucesivo evitemos los callejones oscuros, pero sin la angustia asociada al incidente, y a los elementos neutrales que había en él, como el buzón.



¿Se puede hacer algo así? Sí. La memoria se graba incrementando la fuerza de las conexiones entre determinadas neuronas. Hasta ahora se creía que la intensidad de estas conexiones neuronales era común a los recuerdos asociativos y no asociativos. En otras palabras, que si usabas una droga para eliminar uno, eliminabas el otro.


Lo que han descubierto induciendo recuerdos asociativos y no asociativos en las neuronas del caracol es que cada tipo de recuerdo emplea una variante diferente de la proteina quinasa M, un neurotransmisores usado por las neuronas para registrar memorias. Los recuerdos asociativos usan la variante PKM Apl III y los no asociativos la variante PKM APl I.


El estudio es una prueba de concepto, pero demuestra que se puede borrar la parte dolorosa de un recuerdo sin borrar el recuerdo en sí simplemente aplicando inhibidores de la variante adecuada de la quinasa en las regiones del cerebro adecuadas. Eso sería de gran ayuda para tratar síndromes de estrés postraumático y problemas de ansiedad derivados de traumas.

sábado, 5 de abril de 2014

Inquietante avance permite a científicos leer el cerebro y reconstruir las imágenes que vemos

Un equipo de investigadores de Yale ha dado un impresionante paso adelante en el conocimiento del cerebro. Este inquietante avance permite a los científicos utilizar una máquina de resonancia magnética y un algoritmo para reconstruir visualmente caras vistas por sujetos de prueba. Como vemos abajo, esta técnica arroja resultados con un impresionante nivel de exactitud. Extrañamente, estos resultados parecen ser posibles específicamente porque el cerebro procesa los rostros de una manera distribuida.

Desde que los científicos del cerebro encontraron nuestro procesador visual (el lóbulo occipital) han intentado leer e interpretar su actividad para reconstruir datos visuales. Razonaban que un modelo suficientemente detallado de cómo cada “pixel” que vemos se representa en el cortex visual permitiría una reconstrucción uno a uno de cada aspecto de una imagen, sin embargo eso sólo es parcialmente cierto. Cuando vemos imágenes como edificios o muebles, objetos simples y no emocionales, vemos sobre todo con nuestros ojos. Pero cuando vemos un rostro humano, vemos tanto con nuestro cerebro visual como con nuestro cerebro emocional, y vemos a través de los lentes de la confianza, la seguridad, la atracción sexual, etc.

Para dar cuenta de esto y poder ver lo que los participantes vieron, el equipo redujo una serie de fotos de prueba a una lista más pequeña de Eigenfaces, mapas faciales simplificados que cubrían la mayoría de las variaciones en las caras de prueba, a pesar de ser bastante menos numerosos y complejos. El programa entonces grabó e hizo referencias cruzadas de los patrones de excitaciones neurales en respuesta a sus Eigenfaces, y tomó estas lecturas de respuestas dentro y fuera del lóbulo occipital. Cuando los “rostros de prueba” experimentales fueron mostrados a los mismos participantes, su respuesta neural fue reconstruída para generar una nueva Eigenface mejor ajustada.

Esta investigación utilizó escáneres IRMf (Imagen por resonancia magnética funcional), que detectan la excitación neural en tiempo real. Los resultados son la primer lectura directa de información visual fuera del cortex visual, y como se puede ver en la imagen superior, provee poderosos resultados. Ambas construcciones, la occipital y la no-occipital, son inferiores a la imagen que concentra toda la información cerebral. Viendo áreas como el cortex temporal ventral, esperan tener una visión más detallada de la percepción que nunca antes. La tecnología apunta a leer las imágenes en el ojo de tu mente como opuestas a las vistas simplemente con tus ojos físicos.
Extrañamente, reconstrucciones de esta calidad probablemente serían imposibles para imágenes menos complejas que el análisis facial. Vemos caras con un ojo especialmente refinado y las procesamos con más detalle de lo que lo hacemos con cualquier otra cosa. Los rostros son contrastados con nuestra memoria, nuestras emociones, nuestra razón, nuestra intuición. Esto arroja mucha información que los científicos pueden explotar.

Como resultado, tenemos aquí un modelo para reconstruir experiencias subjetivas junto con información visual más objetiva. Esto podría ayudarnos a ver cómo los enfermos mentales o personas con lesiones cerebrales ven las cosas, desde esquizofrénicos hasta autistas. Las imágenes neurales ya permiten a los científicos ver la actividad cerebral de pacientes de todo tipo, pero la información obtenida simplemente indica en qué parte del cerebro está teniendo lugar más actividad y se necesita poder interpretar estos datos para darles sentido. Sin embargo, con un acercamiento más holístico al procesamiento visual de imágenes podríamos ver cómo la actividad abstracta del cerebro afecta la percepción de la mente consciente.

Los escáners médicos se están volviendo cada vez más y más poderosos, ganando niveles de detalle, pero esos detalles sólo nos serán útiles si sabemos interpretarlos mediante una concepción más clara de la naturaleza interconectada del cerebro. Este es uno de los primeros intentos verdaderamente exitosos de leer la mente.