viernes, 7 de julio de 2017

Logran reconstruir una variante extinta de la viruela a partir de muestras comerciales de ADN recibidas por correo



La viruela era una terrible enfermedad infecciosa que lleva años erradicada, pero eso no quiere decir que no pueda volver si no tenemos cuidado. Un equipo de virólogos canadienses acaba de demostrarlo resucitando una de sus variantes de una forma muy poco habitual: pidiendo ADN por correo.

Lo que David Evans y sus colegas de la Universidad de Alberta, en Canadá, han reconstruido no es el virus Variola causante de la viruela humana, sino una variante también erradicada que afecta a los caballos y es inofensiva para el ser humano. Lo inquietante es la manera en la que han logrado resucitar el organismo. El equipo ha ido comprando diferentes muestras de ADN que se venden con fines de investigación a cualquiera que pueda pagarlas. Después, han utilizado el mapa genético de la viruela equina (que se secuenció con éxito en 2006) para ir cortando y pegando el ADN hasta completar los 212.000 pares que forman el virus.

Al inyectar el ADN en células infectadas con un virus similar, estas han comenzado a producirlo. A todos los efectos, han logrado resucitar un virus mediante muestras enviadas por paquetería.


El experimento ha sido tan polémico que otros expertos lo han revisado tres veces y las revistas científicas Science y Nature se han negado a publicarlo alegando que no ofrecía la suficiente novedad para sus lectores. En el fondo de la polémica y de estos rechazos hay razones éticas. La técnica desarrollada por Evans tiene tantos buenos usos como malos.

Para empezar, el procedimiento no requiere de extraordinarios conocimientos técnicos en virología ni de una inversión desproporcionada. Para continuar, es aplicable a otros virus mucho más peligrosos, como el de la viruela humana. En otras palabras, es un adelanto que perfectamente podría usarse en el desarrollo de armas biológicas prohibidas.


David Evans es consciente de que su investigación es un arma de doble filo, pero la defiende alegando que es útil para desarrollar nuevas vacunas mas eficaces contra virus que ya no existen, pero que pueden reaparecer eventualmente en cualquier momento.

El estudio de Evans y sus colegas ha prendido la mecha de un intenso debate en la comunidad científica sobre cómo se regula actualmente la compra y venta de material genético para investigación. Se supone, por ejemplo, que los investigadores no están autorizados a reconstruir más del 20% del virus de la viruela humana. Por otra parte, las compañías que venden material genético deben chequear si un mismo laboratorio compra muestras que puedan ser usadas para reconstruir un determinado patógeno.

En la práctica controlar todo el ADN que se vende es imposible. También ha servido para avivar el debate en torno a qué hacer con las últimas muestras de virus erradicados como la viruela. Una parte de la comunidad científica aboga por destruirlas, pero otra cree que es necesario mantenerlas para estar preparados ante eventuales brotes.


Actualmente solo se conservan dos muestras de la viruela humana. Una está en el laboratorio del CDC en Atlanta. La otra en el Centro de Investigación de Virología y Biotecnología de Novosibirsk, en Rusia.

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