sábado, 20 de octubre de 2012

Otra “Arca de Noé” del fin del mundo?. Tenemos que mal pensar? O, solo es por seguridad científica, sin más. Usted decide… La primera oficialmente presentada fue la que ya está operativa y situada cerca de Longyearbyen en el archipiélago noruego de Svalbardbsp



La creación de este gigantesco almacén situado en el archipiélago noruego de Svalbard es obra de Global Crop Diversity Trust, una entidad con sede en Italia y constituida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el instituto de investigación Bioversity International. Según fuentes de dicho Trust, con las últimas incorporaciones se ha superado el medio millón de variedades de semillas conservadas en la Bóveda.
«La noticia de haber superado la cifra de medio millón inspira sentimientos encontrados porque, aunque resalta que la Bóveda de Svalbard se ha erigido en el “patrón oro” de la diversidad, se produce en un momento en el que la estabilidad de nuestros sistemas agrarios pende de un hilo», explicó el director ejecutivo del citado Trust, el Dr. Cary Fowler. La Bóveda tiene capacidad para alojar 4,5 millones de semillas.
La ubicación de la Bóveda, en las entrañas de la montaña Plataberget de Svalbard, es un factor fundamental, puesto que el permafrost del lugar favorece la conservación de los depósitos de semillas y la actividad tectónica es baja.
La Bóveda contiene semillas procedentes de todas partes del mundo, por ejemplo un resistente tomate rosa de Alemania, una variedad rara trasladada hasta Iowa (Estados Unidos) en 1883 por un inmigrante bávaro. Éste era el abuelo de uno de los fundadores de Seed Savers Exchange, una organización sin ánimo de lucro con sede en Estados Unidos que conserva y difunde especies hortícolas raras y que ya ha remitido más de cuatrocientas muestras a la Bóveda.
Ésta contiene también una especie de fresa muy valiosa venida de las faldas del volcán Atsonupuri, en la zona sur de las Islas Kuriles (Rusia), tan sólo 150 kilómetros al noreste de Hokkaido (Japón), y también un tipo de alubia silvestre sudamericana.
Esta alubia, llamada Phaseolus costaricensis, parece ser resistente a la podredumbre blanca (Sclerotinia sclerotiorum), que ataca a variedades de alubia cultivadas comúnmente y que constituyen un elemento básico de la dieta en Sudamérica.(La flecha)
Y ahora nos sorprenden con “Frozen Ark”.
Científicos ingleses construyen un 'Arca de Noé congelada'
La noticia recogida de RT es la siguiente:
Científicos ingleses construyen un ‘Arca de Noé congelada’. Un banco biológico preservará a 80 grados bajo cero células madre de animales y plantas que corren el riesgo de desaparecer.
Un grupo de científicos ingleses planean preservar en un laboratorio el ADN de miles de especies animales y vegetales que podrían extinguirse en los próximos 30 años. El proyecto se llama el ‘Frozen Ark’ (‘Arca Congelada’ en inglés) y fue ideado por científicos de la Universidad de Nottingham, el Instituto Zoológico y el Museo de Historia Natural de Londres.
Se trata de un banco biológico que conservará a 80 grados bajo cero células madre de 1.130 clases de mamíferos y 1.183 de aves, además de semillas de plantas y árboles que según estiman algunos científicos, podrían extinguirse en los próximos 30 años. A pesar de los esfuerzos por preservar el medio ambiente, “el crecimiento de la población humana ha llevado a la destrucción del hábitat debido a la necesidad de tierras agrícolas, la pesca excesiva y la contaminación de los océanos” y como respuesta a esta crisis se creó ‘Frozen Ark’, aseguran quienes están detrás del innovador proyecto.
El objetivo, dicen, es simple: guardar muestras de células congeladas que contienen ADN de animales en peligro de extinción antes de que éstos desaparezcan. Señalan que una vez congeladas, las células se pueden almacenar de forma segura durante cientos de años en un espacio pequeño.
Los creadores de esta versión moderna del Arca de Noé afirman que ya han contactado con 22 zoológicos y varios acuarios, museos y centros de investigación en 8 países. Estos colaboran desde hace algunos años donando muestras de ADN que son congeladas y que en un futuro próximo podría ayudar a reproducir artificialmente especies en extinción. Además, gracias a éstas reservas, los investigadores sostienen que podrán estudiar el desarrollo, comportamiento y evolución de las especies.

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