miércoles, 2 de abril de 2014

Más misterio en Malasia: cambiaron las últimas palabras del piloto

Las idas y vueltas de la investigación del vuelo MH370 no se detienen. A más de tres semanas de su presunta caída al mar tras tomar una ruta inexplicable durante horas, se difundieron -una vez más- las comunicaciones entre la cabina del avión y los controladores de vuelo de Kuala Lumpur. Y surgió una variante con respecto a la primera versión.

El Gobierno debió revelar los diálogos para zanjar una discusión política.

  Mientras las desgrabaciones del audio que se habían dado a conocer hasta el 11 de marzo terminaban con un “Todo bien, buenas noches” atribuido al copiloto Fariq Abdul Hamid, ahora las autoridades dicen que su verdadera despedida fue “Good night, Malaysian three seven zero” (Buenas noches, Malaysian 3-7-0).

Nunca dijo que estuviera “todo bien”, una frase que les había servido a las autoridades para alimentar sospechas en contra de los pilotos, el capitán Zaharie Ahmad Shah, de 53 años, y el mismo Hamid, de 27.




Ninguna información aclara el porqué del malentendido o la errónea interpretación de la primera versión, y aunque la variante podría no modificar sustancialmente la investigación, agrega una desprolijidad más que vuelve a enervar el ánimo de los familiares de los tripulantes y pasajeros.

Ahora, según las autoridades, “la transcripción no revela nada anormal”. El comunicado del ministro malasio de Transportes, Hishammuddin Hussein -habitual conductor de las conferencias de prensa diarias- , busca cerrar una polémica de tono político. Es que Ahmad Shah era un reconocido militante del principal partido opositor, y la opinión pública acusaba al Gobierno de querer involucrar a sus rivales sugiriendo que el piloto estaba involucrado en un posible secuestro.

Búsqueda sin resultado

Para este martes, está previsto que nueve barcos y diez aviones se distribuyan el área del Índico determinada por la AMSA (siglas en inglés de Autoridad de la Seguridad del Mar Australiana).

Después de innumerables falsas alarmas, cientos de fotos de satélites de cinco países diferentes, miles de personastrabajando horas extras para hallar “el pajar donde se esconde la aguja”, los resultados han sido una decepción constante.

Ningún cálculo y ninguna hipótesis han podido ser confirmados por pruebas materiales que den alguna certeza. Esto también mantiene en vilo a los familiares, que se resisten a que les corten el último hilo de esperanza de hallar con vida a sus seres queridos.

El terminante anuncio del premier malayo del lunes 24 de marzo, cuando aseguró, con base en datos del satélite británico Inmarsat, que el avión había caído en el Índico y que no había sobrevivientes, suena hoy arriesgado, visto que no hay pruebas materiales para corroborar esos estudios.

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