El agujero negro supermasivo que hay en el centro de la Vía Láctea está a punto de ‘zamparse’ una gigantesca nube de gas y polvo de estrellas, un acontecimiento astronómico que se ha logrado detectar con los telescopios del Observatorio Austral Europeo (ESO) y que, según los astrónomos, podrá observarse desde la Tierra.
El hallazgo de la futura ‘cena’ estelar, publicado esta semana en ‘Nature’, fue realizado por un equipo de astrónomos dirigido por Reinhard Genzel, del Instituto Max-Planck de Alemania. Los investigadores detectaron que un objeto que se acercaba al agujero negro de nuestro centro galáctico había aumentado su velocidad en los últimos siete años, hasta alcanzar los ocho millones de kilómetros a la hora.
Como su órbita es muy alargada, sus estimaciones indican que a mediados de 2013 pasará a 40.000 millones de kilómetros del borde del agujero negro (36 horas luz), es decir, una distancia muy pequeña en términos cósmicos que equivale a 250 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. Los expertos indican que “es el límite más allá del cual nada, ni siquiera la luz, puede escapar”.
La comida de este banquete está a 280ºC de temperatura, mucho más fría que las estrellas que lo rodean, y se compone, fundamentalmente, de hidrógeno y helio, que combinados forman una nube de gas polvorienta e inoizada, cuya masa es unas tres veces la de la Tierra. Según este trabajo, podría haberse formado del gas ‘soplado’ desde estrellas masivas jovenes cercanas que están perdiendo materia debido a sus fuertes vientos.
Una ‘cena’ que brilla
Esta nube es visible desde la Tierra porque brilla intensamente al recibir la radiación ultravioleta que hay en estrellas que se apelotonan en el corazón de la Vía Láctea. Ahora, su densidad es más alta que la del gas caliente en torno al agujero negro, pero a medida que se acerque a la ‘boca de la bestia’ la presión aumentará y se comprimirá.
Además, la gravitación del agujero, que tiene el equivalente a cuatro millones de masas como el Sol, acabará por estirarla, sacándola de su órbita. “En la ciencia-ficción ya se ha usado la imagen de un astronauta alargado como un espagueti cuando se acerca a un agujero negro; ahora podremos verlo en directo en la nube que hemos descubierto”, señala, en un comunicado, Stefan Gillessen, otro de los autores del trabajo.
De hecho, los bordes de la nube ya se están deteriorando, como explican en el artículo, y acabarán por romperse en los próximos años. A partir de 2013, también comenzará a emitir radiografías, según creen los astrónomos. Mientras ese momento llega, el agujero negro se mantiene a dieta, porque a su alrededor no hay material que pueda atraer.
De hecho, desde que comenzó a observarse, en 1992, sólo se han visto dos estrellas tan cerca como esta nube del agujero, que lograron salir ilesas.
Información valiosa
“Por ello, los dos próximos años serán muy interesantes y nos darán información muy valiosa sobre el comportamiento de la materia que hay alrededor de los agujeros supermasivos”, señala Genzel.
Tambien lo cree así Eliot Quataert, astrofísico de California, que también colabora en la observación del fenómeno: “Cuando miramos los agujeros negros en el centro de otras galaxias vemos que se ponen muy brillantes y luego pierden ese color, pero no sabemos lo que sucede. Ahora tenemos la oportunnidad de observar cómo se ‘encienden’ mientras el gas cae dentro, cómo se calienta y la luz que emite. Quataert estima que esa luz podría aumentar de 100 a 1.000 veces en este fenómeno.
Stefan Gillessen, Quataert y el resto del equipo utilizan un detector de infrarrojos que construyeron en el Very Large Telescope (VLT) que ESO tiene en Chile. Además, el telescopio espacial Chandra también ha programado para 2012 observar ese lugar de la Vía Láctea.
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