Un equipo de la Universidad de Clarkson –con un integrante fanático de las historias de fantasmas– está analizando el aire de lugares “embrujados” para ver si existe alguna sustancia en común.
Al parecer, las experiencias humanas reportadas en muchos sitios presuntamente embrujados es similar a los síntomas mentales y psicológicos reportados por individuos expuestos a moho tóxico. Y, típicamente, las “casas embrujadas” son lugares viejos, proclives a albergar moho u otros problemas de calidad de aire.
Es decir, hay una sospechosa similitud entre los síntomas que provocan los fantasmas y los que provocan los mohos tóxicos: ansiedad, miedo, depresión. El equipo tomará datos de distintas locaciones durante la primavera y el verano y publicará los resultados al final del estudio.
Al comparar estas muestras con muestras de lugares que no han sido reportados como “embrujados”, esperan identificar factores únicos a las locaciones embrujadas. Como buen fanático de lo relacionado a fantasmas, Shane Rogers, integrante del equipo, dijo que su propósito no es derribar el mito de las casas embrujadas, sino proporcionar mejores pistas para no confundir una cosa con otra, en este caso, fantasmas con moho (aunque si lo pensamos, tienen mucho de lo mismo).
Aunque si quieres aventurarte a “cazar fantasmas” este equipo, llamado “el iPhone de los cazafantasmas”, es lo último de la tecnología en su rubro.
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