viernes, 2 de marzo de 2012

¿Y si fuésemos capaces de ver como las águilas?

Si tuviéramos los ojos de un águila, podríamos ver una hormiga correteando por el suelo desde la azotea de un edificio de 10 pisos. Podríamos ver las expresiones en las caras de los jugadores de baloncesto desde los peores asientos del estadio. Los objetos directamente en su línea de visión aparecería magnifica, y todo sería de colores brillantes, con una serie de inconcebibles matices.
Conforme más aprenden los científicos acerca de la visión del águila, más impresionante les parece. Gracias a las tecnologías que se están desarrollando, algunos aspectos de su visión alguna vez se podrán alcanzar por los seres humanos, otros, sin embargo, tan sólo podemos imaginarlos.
Ojos de águila
Las águilas, y otras aves de presa, pueden ver cuatro o cinco veces más lejos que un humano, lo que significa que tienen el 20/5 o 20/4 de una visión en condiciones visuales ideales. Los científicos tienen que ingeniar experimentos especiales para juzgar la vista de las águilas, aquí  el clásico alfabeto del optometrista de nada sirve. Una prueba muy común consiste en entrenar a estas aves para volar por un largo túnel hacia dos pantallas de televisión. En una pantalla se muestra un patrón rayado, donde las aves obtienen una recompensa cuando se posan en ella. Los científicos prueban su agudeza variando la anchura de las rayas y determinan a qué distancia las águilas comienzan a variar su vuelo en la dirección correcta.
Según William Hodos, profesor emérito de la Universidad de Maryland, que ha estado estudiando la agudeza visual de las aves desde 1970, hay dos características en el globo ocular de las águilas que les confieren ‘una visión más nítida. En primer lugar, sus retinas están más densamente cubiertas con células de detección lumínica, llamadas conos, que las retinas humanas, lo que mejora su poder para resolver los detalles finos, al igual que una cámara con mayor densidad de píxeles aumenta su poder de resolución.
En segundo lugar, tienen una fóvea mucho más profunda. Con una estructura de cono rica en la espalda de los ojos tanto los humanos como las águilas pueden detectar la luz desde el centro del campo visual. “Nuestra fóvea es una pequeña concha o tazón, mientras que en el halcón o un águila que es un foso convexo. Algunos investigadores creen que este profunda fóvea permite a sus ojos actuar como un teleobjetivo, otorgándoles unos aumentos extra en el centro de su campo de visión” explicaba Hodos.
Por arriba un enfoque nítido y en el centro un aumentador, las águilas, al igual que todas las aves, tienen también una capacidad superior de visión del color. Ellas pueden ver los colores más vivos que nosotros, y discriminar más matices, además de poder ver la luz ultravioleta, una habilidad que posiblemente se desarrollara para poder detectar los rastros de orina que reflejan los rayos UV de una pequeña presa. Pero no hay manera de saber a qué se parecen estos colores adicionales, incluyendo los rayos ultravioleta. “Nos encontramos con el típico problema de la descripción del color a un ciego. No hay manera. Ni siquiera podemos adivinar la sensación subjetiva que provoca la luz ultravioleta” comentaba Hodos.
La vida con una visión 20/5
La visión de un águila no cambiaría la forma en que realizamos las actividades diarias, como leer la pantalla de un ordenador, leer el periódico, buscar la leche en un refrigerador atestado de cosas; pero la forma en que percibimos el mundo y cómo utilizamos nuestros ojos sin duda sería diferente. Tal vez la forma más de fácil de contextualizar nuestros nuevos poderes sería en el ámbito de la caza.
Una superior capacidad de visión y de percepción de más colores, también casi el doble de campo de visión. Y le añadimos unos ojos en un ángulo de 30 grados respecto a la línea media de la cara, como la del águila, podríamos ver casi todo el camino que hay detrás de nuestras cabezas, esto significa un campo visual de 340 grados (en comparación con nuestro campo visual normal de 180 grados), eso nos conferiría una clara ventaja para la caza y la autodefensa.
Con ojos del águila, giraríamos la cabeza constantemente, para localizar las presas o cualquier otro objeto de interés en la distancia. Después de descubrir lo que estamos buscando, redirigimos la cabeza hacia el objetivo y utilizamos la visión estereoscópica, una combinación de los puntos de vista de cada ojo para calcular la distancia y calibrar la velocidad del enfoque.
Una mejor percepción y habilidad para la caza es probable que tenga algunos inconvenientes. “Yo diría que las aves tienen, probablemente, una mayor proporción de su volumen cerebral dedicada al procesamiento visual que otros grupos de animales. Ahora, respecto a si esto se produce a expensas de algo, parece que la mayoría de las aves no parecen tener un sentido muy desarrollado del olfato o del sabor”, señaló Hodos.
“Las aves tienen áreas que parecen funcionar como la corteza cerebral (la parte de nuestro cerebro responsable de la memoria, el lenguaje y el pensamiento complejo), pero es discutible. No obstante, en términos de capacidad para resolver problemas y demás, coinciden con lo que muchos mamíferos pueden hacer. Muchas aves tienen una memoria excelente”, dijo.
Maximizar nuestro potencial
Las águilas vuelan alto “su estilo de vida requiere una mejor visión que la que necesitan los humanos, y las propiedades físicas de nuestros ojos limitan nuestra visión a 20/10, ó 20/8 en el mejor de los casos. Una visión natural así de buena es más bien rara, pero la investigación de David Williams, director del Center for Visual Science, en la Universidad de Rochester, y sus colegas, pronto dispondrán de una cirugía ocular por laser capaz de lograr una visión de 20/10, o mejor, en un gran porcentaje de pacientes, colocando su agudeza visual a medio camino entre la humana y la de las águilas.
Williams y sus colegas, usan un instrumento llamado sensor de onda frontal, que detecta las distorsiones de la visión humana. Enfocan la luz en el ojo y observan cómo rebota a través de las cientos de pequeñas lentes del sensor. Las aberraciones en los patrones creados por las lentes sirven como un mapa para los errores del ojo. El poder personalizar las técnicas quirúrgicas permite poner en práctica los resultados de estas mediciones de onda frontal de los pacientes, con el fin de corregir su visión más allá de 20/20.

No hay comentarios:

Publicar un comentario