Las cavernas llamadas “las cuevas secas y los cenotes”, en Yucatán, conservan la historia de los mayas y son lugares considerados sagrados, según informa INAH (Instituto nacional de Antropología e Historia de México) en un comunicado de ayer.
El 90% de estas cavernas contienen huellas y rastros de todos los períodos. Para los arqueólogos estos lugares son como “textos” que revelan el pasado y el presente de la cultura maya.
Por el hecho de ser sagrados, conservan rastros arqueológicos como objetos de ofrendas rituales, y restos humanos y de animales con una antigüedad de hasta 14,000 años, explica Eunice Uc González arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a través de unas investigaciones.
González comenta que los cenotes (cavernas con aguas subterráneas) de Yucatán “no han sido violados por exploradores aficionados”, tanto es así que se mantienen custodiados por los mayas yucatecos con la creencia de que estos lugares son sagrados y no pueden profanarse, pues en ellos aún se realizan ceremonias con ofrendas para sus verdaderos dueños: los señores del agua y los señores que cuidan el campo.
La palabra cenote significa en la cultura maya un pozo natural en terreno calizo, al cual ellos llaman Ts,ono,ot “caverna con agua”. Estos se formaron durante las épocas de bajada del nivel del mar, provocando así el derrumbamiento del techo de una o varias cavernas. Se los podría definir como ensanchamientos de agua subterránea en forma redonda, que muchas veces tienen salida en el mar.
Las cuevas secas y los cenotes, eran considerados por los antiguos mayas como los lugares de origen, donde habitaban los dioses. Fray Diego de Landa (religioso Católico español, arzobispo de la arquidiócesis de Yucatán entre 1572 y 1579), aseguraba que los dioses del inframundo habitaban en estas cuevas, comenta la arqueóloga.
Según la investigadora para poder realizar estos estudios, los arqueólogos también han tenido que adaptarse a las tradiciones mayas y llevar a cabo unas ceremonias de permiso para entra en las cuevas.
La arqueóloga comenta que “en las ceremonias para pedir permiso se lleva a un h’men, que es el sabio sacerdote encargado del ritual, para que nos indique como podemos entrar, y se pasa la noche rezando y haciendo conjuros; al día siguiente, temprano, sacrificamos a un animal, que puede ser un pavo o una gallina”, los mayas nos piden que respetemos las tradiciones.
Los pobladores de Mayapán no permiten la entrada a los cuerpos de agua de los cenotes, pues según sus creencias, éstos tienen dueños, y puede que uno se enferme ó se dé un golpe si permanece adentro, según comenta la investigadora.
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