Los investigadores que estudian el comportamiento y la neurociencia de los pulpos han sospechado durante mucho tiempo que los brazos de estos animales pueden tener sus propios cerebros.
Un nuevo modelo que se presentó en la Astrobiology Science Conference es el primer intento de una representación integral del flujo de información entre ventosas, brazos y cerebro del pulpo, basado en investigaciones previas en neurociencia y comportamiento del pulpo, y nuevas observaciones en vídeo realizadas en el laboratorio.
La nueva investigación, liderada por Dominic Svitili, de la Universidad de Washington, respalda los hallazgos previos de que las ventosas del pulpo pueden iniciar acciones en respuesta a la información que obtienen de su entorno, coordinando con las ventosas vecinas a lo largo del brazo.
Luego, los brazos procesan la información sensorial y motora, y reúnen la acción colectiva en el sistema nervioso periférico, sin esperar órdenes del cerebro.
El resultado es un mecanismo de decisión de abajo hacia arriba o de brazos en lugar del mecanismo de reducción de cerebro típico de los vertebrados, como los humanos, según Dominic Sivitilli, un estudiante graduado en neurociencia del comportamiento y astrobiología en la Universidad de Washington en Seattle.
En última instancia, los investigadores quieren usar su modelo para comprender cómo las decisiones que se toman localmente en los brazos encajan en el contexto de comportamientos complejos como la caza, que también requieren la dirección del cerebro.
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